VERDADES IGNORADAS
JOSE DAMIAN DIAZ BROSEL VECINO DE MASSAMAGRELL I SECRETARIO DE COALICIÓN VALENCIANA MASSAMAGRELL |
Parte I
El espacio de discusión
abierto en días pasados sobre el catalanismo, así como algunos
comentarios leídos en fechas recientes en este blog, me hacen
pensar que es hora de airear algunas verdades que muchos conocen pero
por lo visto prefieren ignorar.
A los Valencianistas se
nos acusa de muchas cosas, entre ellas el no tener una clara visión
de la realidad y de utilizar invariablemente un discurso inútil
(porque el idioma no vende, la Senyera no se come y cosas por el
estilo). Nada más injusto y alejado de la realidad.
Por supuesto que somos
conscientes de los problemas que día a día afectan al ciudadano de
la calle, a fin de cuentas los vivimos y sufrimos como todos.
Cualquiera que lea este blog podrá constatar fácilmente que gente
como Jose Carlos y quienes le apoyamos también peleamos
diariamente por ello. No obstante y a la vez, también estamos muy
conscientes de lo que el Nacionalismo Catalán está intentando
hacer en nuestra Comunidad y nos oponemos rotundamente a ello. Esta
es una amenaza real que nos une, y que enfrentamos como mejor
podemos.
Ahora bien ¿Existe
realmente una amenaza catalanista en contra de lo valenciano?
¿Estaremos exagerando la papeleta con sabe Dios qué obscuro
propósito? Intentaré contestarlo de una forma sencilla.
Permítame iniciar
aclarando que por definición, el objetivo final del nacionalismo
catalán es obtener la autogestión total de su
territorio. Este es un hecho innegable que todos los grupos
nacionalistas apoyan, aunque unos lo hagan de forma más comedida que
otros en función de su tendencia política. Usted podrá por
ejemplo, escuchar al Honorable Artur Mas (CIU), hablar de
un nacionalismo tolerante y moderno pero integrado en el conjunto
de España, y pensar que su postura nada tienen que ver con el
discurso independentista del Sr. Oriol Junqueras (ERC); lo
cual es hasta cierto punto correcto, pero no se sorprenda cuando
ambos coinciden manifestando su apoyo al derecho de autodeterminación
de Cataluñai,
tal y como lo han hecho muchos otros políticos catalanes antes,
ahora y como lo harán en el futuro.
A la consecución de este
objetivo pretenden llegar no por la vía de la violencia (opción
que como bien saben no funciona, y que de hecho aborrecen la mayor
parte de sus correligionarios), sino como resultado de una
evolución cultural, económica y política propia de tal magnitud,
que en un momento determinado pueda poner contra las cuerdas al
propio Estado Español. Observemos simplemente algunas actuaciones
como la creación de embajadas catalanas por el mundo; los intentos
de competir deportivamente con selecciones “nacionales” propias;
la realización de eventos culturales internacionales para promover
su versión de la cultura catalana; los famosos referéndums
independentistas; o también todos aquellos actos de imposición
cultural cometidos en los últimos años sobre quienes residen en
Cataluña, y podremos concluir con facilidad que con más o menos
éxito, tanto el gobierno catalán como los partidos
pro-nacionalistas (incluido el PSC) van a paso firme en la dirección
señalada.
¿Dónde entramos los
valencianos dentro de todo esto? Pues permítame que le diga que
somos sin duda la joya más preciada de la Corona, o la guinda del
pastel si lo prefiere, y le explico por qué.
Todo el planteamiento
independentista catalán falla fundamentalmente en el poco peso
específico de Cataluña dentro del contexto político
internacional. Intentar conseguir, hoy por hoy, una corriente de
opinión política dentro de la Unión Europea que sea favorable a
la creación de un estado catalán, es poco menos que imposible;
máxime a sabiendas que ello va en detrimento de uno de sus socios
más relevantes como es España.
Cataluña por sí misma,
no es tan importante como para conseguirlo, como tampoco lo son
Flamencos, Valones, Vascos y otros grupos independentistas europeos.
No obstante, no es lo
mismo hablar de la actual Cataluña por más vanguardista y
desarrollada que esta sea, a compararla con lo que podría ser el
gran premio del nacionalismo: La Gran Nación Catalana, formada
por los llamados països catalans. De conseguirse (bajo el
nombre que más les guste), sería una entidad social, política y
económica muchísimo más impresionante y difícil de ignorar de lo
que imaginan.
Voy a ponerles un
ejemplo: Solo con la unión territorial y económica de Cataluña,
Comunidad Valenciana y Baleares, (no incluyo ni el Rosellón Francés
ni la franja aragonesa a las que también aspiran), se crearía una
nación mediterránea con más de 15 millones de
“catalanoparlantes”, lo que representa una población
mayor que países como por ejemplo: Austria, Noruega, Países Bajos,
o Portugal; y con un territorio mayor que estados como Dinamarca,
Suiza o Los Países Bajos.
Estaríamos hablando de
un país con un Producto Interno Bruto (Valor de su producción
nacional) de unos €322,4 (en miles de millones a cifras de 2010),
lo que resulta una cantidad similar o superior a países como,
Suiza (€325), Grecia( €318), Ucrania (€305), República Checa
(€261), Noruega (€255) Rumania (€254) Portugal (€247)
Dinamarca (€202) Hungría (€188) Finlandia ( €186), Irlanda
(€172 ) y 21 países más tan solo dentro del continente
europeo. Impresionante ¿no?
Bajo estos parámetros, y
con una población mayoritariamente decidida a obtener la
independencia, una influencia decisiva dentro de la política
nacional, un poco de buena voluntad europea y algunos favores bien
repartidos… no sería ilusorio pensar en conseguir en un momento
determinado el reconocimiento, aún a costa de los intereses de
España, quien de hecho se convertiría (para alegría de muchos
europeos) en un socio bastante más modesto.
Con razón solo el pensar
en ello hace sentir verdaderos orgasmos a nacionalistas,
independentistas, y toda la demás gente que les acompaña… No se
engañen, es mucho lo que han hecho y lo que están dispuestos a
hacer para lograrlo. Sin embargo para conseguirlo tienen que
catalanizarnos primero… y eso es precisamente lo que los
Valencianistas tratamos de evitar.
Parte II
Como Valencianistas no
solo afirmamos que no somos catalanes, sino que
negamos rotundamente una similitud cultural, más allá de la que
razonablemente pueda existir con otras comunidades vecinas.
Compartir un origen en nuestras respectivas lenguas (como también
hacíamos con los aragoneses antes de su castellanización) no
supedita nuestra cultura a la de nadie. Es más, las pruebas
documentarias existentes sobre las que podemos hablar largo y
tendido, demuestran precisamente lo contrario.
Pero esto no es algo que
aseveremos alegremente (al menos yo no lo hago). Son ya muy numerosos
los estudios y escritos publicados con todo rigor científico sobre
el tema, para que a estas alturas me queden dudas sobre la tomadura
de pelo (por ponerlo suave) de la que los valencianos hemos sido
objeto en las últimas décadas.
Afirmar hoy lo contrario
argumentado una herencia genética, cultural e idiomática, es
apoyar (por interés o desconocimiento) una falsedad intencionalmente
creada y repetida hasta la saciedad que intenta arrojar por la borda
2000 años de historia y cultura propia en beneficio del catalanismo.
Por otro lado,
personalmente tampoco entiendo las ventajas de intentar cambiar el
centralismo de Madrid por el de Barcelona.
Sin embargo y pese a todo
ello, sabemos que dentro de la comunidad existe toda una importante
plataforma política y cultural que encuentra muy atractiva e incluso
defiende públicamente esta idea de los Països Catalans. ¿Cómo
hemos llegado a esto? ¿Es lógico todo esto?
Para empezar, hay que
reconocer que el nacionalismo catalán sabe bien de los beneficios
de la paciencia y la planificación (cosa que nos falta a nosotros).
Lo demuestran día a día en la forma que llevan sus asuntos,
incluyendo, por supuesto, la manera de ejecutar sus planes de
CATALANIZACIÓN de nuestra Comunidad. Son capaces de ajustar el paso
según las circunstancias sin olvidar nunca el objetivo final. En
palabras de Jordi Pujol: “en todo momento hemos actuado teniendo
presente una idea y un proyecto de país que iba mucho más allá de
los logros concretos que podíamos obtener en un momento dado “ii
Ya desde antes incluso de
la Transición y aprovechando la imagen progresista y contraria al
régimen de sus organizaciones políticas, los nacionalistas pudieron
conseguir que muchas de sus aspiraciones fueran aceptadas como
propias por los diversos grupos de izquierdas con cuyas dirigencias
supieron establecer muy buenos vínculos.
El catalanismo como tal,
entra en Valencia de la mano de la izquierda más progresista, y
todavía hoy es un vínculo que se mantiene. Eso es simplemente
innegable, y ahí están los hechos para quien desee comprobarlos.
Posteriormente 12 años
de gobierno Socialista de la mano del Sr. Lerma, fueron un verdadero
regalo para sus planes de remodelar nuestra abandonada cultura a su
imagen y semejanza. No se detuvieron ante nada ni regatearon
esfuerzo alguno. Fue entonces cuando en nuestro sistema educativo
se impusieron conceptos como los Paisos Catalanes, el origen
catalán de la lengua valenciana; la repoblación catalana, los
rasgos culturales comunes y demás barbaridades históricas,
avalados por profesionales normalmente de origen “culturalmente
sospechoso” y de marcada tendencia pro-catalanista como el caso de
los primeros rectores de la época en varias de nuestras
universidades.
¿Por qué cuajó?
Quienes recuerdan esos años sabemos que eran tiempos confusos, en
los que nuestros padres seguían los eventos como mejor podían. La
inmersión catalanista no era un fenómeno que preocupara realmente a
los ciudadanos, y en verdad la mayoría lo asumía como parte de los
enormes cambios sociales que nos sacudían.
Siempre hubo mucho
desconocimiento sobre el tema y se consideraba más bien una etiqueta
que te definía políticamente. Los jóvenes por nuestra parte
éramos mayormente progresistas, contestatarios, o simplemente
rebeldes y muchos aceptábamos los cambios como forma de oponernos
a la aparente pasividad de nuestros padres. (No parecen haber
cambiado mucho las cosas ¿no?)
Con la europeización de
España y la evolución del proceso autonómico (sobre el que los
nacionalistas catalanes tuvieron mucho que decir como pago a sus
puntuales “lealtades” políticas) el catalanismo iba vendiendo
paulatinamente al mundo ( y lo siguen haciendo) su condición de
Nación, de cultura ancestral que compartían con otros
catalanoparlantes como valencianos, baleares, aragoneses, todos
ellos pobres hijos descarriados de un mismo pueblo. Dieron a
conocer El Siglo de Oro de la lengua Catalana; Su poderoso Reino
Catalano-Aragonés, y otras lindezas “históricas” que todos
conocemos y que no soportan el menor escrutinio científico serio e
imparcial, pero que sin embargo han prevalecido porque muy pocos se
preocuparon por desenmascararlos, y aquellos que lo hicieron fueron
atacados inmisericordemente (recuerdo por ejemplo el caso de
Amparo Cabanes).
Cierto es que hubo
intentos por detener este genocidio cultural de manos de Unión
Valenciana, pero sus esfuerzos duraron tanto como la venta de sus
dirigentes.
Hoy, varias décadas
después, ya sabemos lo que hay. El catalanismo está más dispuesto
que nunca a triunfar en sus planes sobre nuestra Comunidad, y
cuenta para ello con una importante base política y social. Cierto
es que en algunos aspectos han tenido que moderar su entusiasmo,
ya que empezaba a notarse un rechazo masivo en la población; pero
aun así, partidos y entidades como el Bloc Nacionalista
Valenciá, Iniciativa del Poble Valencía, Esquerra
Unida del País Valencià, Els Verds-Esquerra Ecologista del País
Valencià; Acció Cultural del País Valencià , Red
Universitaria Luis VIVES, y un largo etc., son entidades
que apoyan de muchas maneras el proceso de catalanización de
nuestra sociedad. Correcalles, conciertos, manifestaciones y demás
eventos “culturales” no dejan de recordarnos la necesidad de
normalizar nuestra lengua y cultura. (Paso previo a la
unificación)
Algunas entidades se
cortan aún menos y pregonan a los cuatro vientos las ventajas del
catalán como nuestra lengua común. Vean si no la descripción que
de sí mismos hacen “los amigos” de la Red Luis Vives: “La
región universitaria Vives se configura alrededor de 21
instituciones de educación superior de 4 estados europeos
-español, francés, italiano y andorrano- que comparten una misma
cultura, con la lengua catalana como eje más importante.
Reunidas en la Red Vives, las universidades son un motor de progreso
para los territorios de habla catalana, además de contar con
relaciones con otras instituciones universitarias en todo el mundo.”
iii
Si esto no es una declaración de intenciones en toda regla….
Lo más grave es que
de este insulto a todo lo verdaderamente valenciano, participan
estatutariamente la Universidad de Valencia, La
Universidad Politécnica de Valencia, la Universidad de Alicante, y
la Universidad Miguel Hernández de Elche; lugares donde el
inmersionismo catalanista se centró especialmente y con éxito
durante décadas, sin que la Pepera Generalitat Valenciana de los
últimos 17 años haya hecho nada por contrarrestarlo. ¡Para llorar
de vergüenza!.
Encima para complicar más
las cosas, ahora cuentan también con la vuelta de los Lermistas del
PSPV encabezados por su adalid Chimo Puig, ferviente pancatalanista
quien de llegar al Generalitat no les negará favor alguno.
Vamos, que si estos no lo
tienen todo de cara….
¿Y qué podemos decir de
la participación en todo esto del Partido Popular, dueño y señor,
políticamente hablando, de los destinos de esta Comunidad desde
hace 16 años? Pues que salvo pequeños amagos parte de su ex
presidente Camps, nada. Actos como la suspensión (temporal) de TV3,
la salvaguarda en nuestro Estatut de los símbolos de nuestra
comunidad, has sido tibiezas que en realidad no han afectado en mucho
los planes de inmersión.
El partido no solo no ha
sido incapaz de plantar una batalla seria contra el Catalanismo, sino
que muy por el contrario, sus necesidades de apoyo de los
nacionalistas catalanes en el contexto nacional han traído como
consecuencia la vergonzosa venta de nuestra valencianía en al menos
dos ocasiones.
Eso sí, no les ha
faltado el tiempo o el dinero para absorber, comprar o hundir a
cuanto movimiento o medio de comunicación valencianista ha
levantado cabeza.
No, la dirigencia del
P.P. no consiente tener a nadie por ahí que ponga en duda su
valencianismo (raro nacionalismo para ser un partido creado y
dirigido desde Madrid) o que simplemente le recuerde su traición….
Coincidirá conmigo en
que el panorama para un Valencianista es bastante desolador y por lo
que parece estamos definitivamente condenados a extinguirnos como
pueblo en la memoria de los tiempos: Dos generaciones de
valencianos normalizados y otra comenzando su periplo
educativo; los Catalanistas con representación parlamentaria e
inmersos en nuestra vida cultural y educativa; los partidos de corte
nacional dispuestos a usarnos de moneda de cambio cuando sea
necesario, y el valencianismo que alguna vez hubo desaparecido en
combate. ¿Nos queda alguna esperanza?
III PARTE
Ante todo una
aclaración: Soy Valencianista, (no cutribarrero, blavero,
regionalista, independentista o similar) porque al margen de
credos políticos, defiendo nuestro derecho inalienable a ser
respetados como pueblo con un pasado más que notable; una lengua
propia algo humillada, es cierto, pero más grande que muchas; y
con costumbres propias que nadie, ni propios ni extraños, tiene
derecho a mancillar o apropiarse , y mucho menos por intereses
políticos o económicos.
Semánticamente esa es la
definición de valencianista: Amor o apego a todo lo
verdaderamente valenciano. Hablar como hacen algunos de
“valencianismo pancatalanista” es como querer hablar de
republicanos monárquicos; eso es simplemente un despropósito por
más que intenten deformar la realidad.
Desafortunadamente, ya
son demasiadas las barbaridades que se han dicho y hecho en contra de
todo lo Valenciano en las últimas décadas. Desde el forzado
silenciamiento franquista, a las Catalanuzadas que hasta hace pocas
décadas hubieran sido motivo de risa entre científicos y estudiosos
(incluidos muchos catalanes), y que hoy son enseñadas como
argumentos de fe. Lo peor si cabe, es que de la mano de políticos
venidos a menos y con la ayuda interesada de unos cuantos
sinvergüenzas titulados, estas se han infiltrado de tal manera en
nuestra sociedad que los Valencianistas parecemos una loca minoría,
tachada de ultraderechistas por unos y como radicales por otros.
Nos llaman ilusos porque
hablamos de banderas, de lengua, símbolos que no se comen y a
quien a pocos importan. ¿De verdad? ¿No será que podemos ver con
luces más largas? ¿No será nos negamos a cerrar los ojos
cobardemente? O peor ¿incluso a vendernos por 10 monedas (30 de las
de antes de la crisis)?
Si tan intrascendente es
el tema de la lengua ¿porque fue necesario su pacto entre Pujol y
Zaplana para hacer de Aznar Presidente del Gobierno? Al menos el
Sr. Pujol no ha tenido vergüenza en reconocerlo.
¿Porque por ejemplo, el
PSPV exigió fundamentalmente (y consiguió de Camps) una mayoría
pro catalanista en la composición de la AVL a cambio de la
aprobación de algo tan importante como es el Estatuto?
Intrascendente ¿no?... Seguro.
Nuestros detractores
utilizan la maquinaria pesada de sus medios y recursos para intentar
desacreditarnos con la esperanza de hacernos desaparecer y a veces
con una inquina difícil de comprender. Sin embargo, analizando
cuidadosamente sus motivos es fácil concluir que se trata
simplemente de temor.
No se ría, no se trata
de miedo a nuestro número, porque hoy somos aparentemente pocos y
encima mal organizados; o incluso por miedo a nuestros recursos,
porque tampoco los tenemos. Su miedo es a nuestra verdad
incontestable, a nuestra decisión de no hincar la rodilla y a
plantarles cara allí donde haga falta. ¿Por qué si no ninguno
de ellos tiene los arrestos suficientes para enfrentarnos y
concedernos un debate público sobre la verdad que defendemos?
Simplemente porque les aterroriza el resultado de ese debate.
¿Se imaginan por ejemplo
a un García Moyá, un Simo Santonja, una Amparo Cabanes, Agustí
Galbis, Maria Teresa Puerto, Baltasar Bueno, Chimo Lanuza, Gomez
Bayarri y tantos otros valencianistas ilustres, enfrentándose en un
debate abierto y público a los defensores del catalán de
occidente? El repaso iba a ser monumental y los ellos lo saben.
Por eso todos rehúyen
combate empezando por aquellos los que se esconden tras un puesto en
nuestras universidades e instituciones públicas. ¿Lo dudan? Cuando
quieran estamos dispuestos…
Milito también en el
Valencianismo político (aunque hoy parezca no existir) porque no
hay partido que nos defienda. Me niego a apoyar a unos
sinvergüenzas capaces de negociar con nuestra identidad a cambio de
un beneficio económico o político. Me niego a militar en partidos
que favorecen las aspiraciones catalanistas, que esconden
sistemáticamente esa realidad a los ciudadanos, mientras alaban y
encumbran a quienes nos traicionan. Si algo tan cercano a nosotros
está en venta ¿Qué es lo que no está? Si son capaces de esto
¿Dónde demonios está el límite?
Sin embargo la buena
noticia es que mientras haya un solo valenciano dispuesto a plantar
cara ¡hay esperanza! Si usted como yo, no importa su afiliación
política, se siente Valencianista quiero que sepa que no está
solo ni mucho menos. Afortunadamente puedo garantizarle que somos
bastante más numerosos de los que muchos imaginan: Nuestros pueblos
están llenos de Valencianistas, muchos son gente mayor, sí, pero
también hay muchísima gente joven; un buen número de nuestras
asociaciones culturales más importantes incluyendo Lo Rat Penat
o la Real Academia de Cultura Valenciana, rebosan de
Valencianismo; nuestras asociaciones profesionales están cada vez
más llenas de valencianía. Incluso partidos como el PP, el PSPV,
y el Bloc están llenos de ellos. La gran mayoría de estos no han
abierto los ojos todavía, (especialmente en el Bloc) pero su
Valencianismo es real y solo tiene que despertar.
Más aún, nuestros hijos
y nietos serán Valencianistas en la medida que nos preocupemos
porque conozcan la verdad que quisieron ocultarles a sus padres.
Todo esto he podido verlo
personalmente y sentirme orgulloso y esperanzado.
Algunos de nosotros
estamos luchando hoy por que en un futuro cercano los Valencianistas
seamos capaces de valorar mucho más todo aquello que nos une, de
aquello que nos separa. En algún momento, y esperamos que sea
pronto, seremos capaces de olvidar insubstanciales diferencias, de
levantarnos por fin a una y de encontrar un espacio de encuentro
común. Los primeros pasos ya están dados…
Ese día, en Barcelona,
Madrid, Mallorca, en Alicante, Castellón y Valencia sabrán que
habrá comenzado el principio del fin de ese sueño de opio llámese
la Gran Nación Catalana, Països Catalanes o como gusten. Pero
mientras tanto y con el apoyo de nuestra gente seguiremos a pie del
cañón y trabajando…
MANIFESTACIÓN CATALANISTA POR EL CENTRO DE VALENCIA ESTE FIN DE SEMANA SIMPLEMENTE VERGONZOSO |
iii
http://www.vives.org
estuve mirando tu blog y me parecio muy bueno e interesante. Espero sigas escribiendo.
ResponderEliminarMuchas gracias ahí seguimos
ResponderEliminarMuy bien dicho. ¿Donde está la réplica de los aludidos? Ya dicen que quien calla otorga.
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